La estantería del historiador

Categoría: Memoria histórica Página 1 de 13

Luis Mariano, el exilio y su discutida homosexualidad en la España de Franco


A resultas de la continuada edificación del relato del pasado conforme a los dictados de la ideología de género, del lobby LGTBI…, de la memoria histórica y del palo a Franco, he andado revisando las notas que se han publicado sobre el cantante Luis Mariano.

Probablemente pocos sepan hoy quién fue el tenor vasco Luis Mariano (Mariano Eusebio González García).

La biografía de Luis Mariano se ha prestado, en esa reconstrucción falsaria de la memoria, a la fácil manipulación por parte de tertulianos-periodistas-activistas. Así se le llega a presentar como ejemplo del artista que, por su debatida homosexualidad, tuvo que vivir en el exilio durante la oscura noche del régimen de Franco y que no gozó del éxito que merecía en España al ser marginado por la larga mano de don Francisco -homófobo de manual- que estaba en todo.

En realidad, la familia de Luis Mariano -el tenía 22 años- se marchó de Irún al iniciarse la guerra en 1936. Los nacionales entraron en la localidad en agosto y, además de las  razones políticas, parece evidente que sus padres trataron de evitar que su hijo tuviera que ir a la guerra; lo que quedaría avalado por el hecho de que falsificaran su edad para no ser movilizado en el exilio. Durante la guerra española estuvo en coro vasco que actuaba por Francia participando en actos a favor de la República.

En Francia inició sus estudios para convertirse, merced a su portentosa voz y a su tesitura, en cantante de ópera. Debutó en 1943 en el París ocupado por los alemanes y allí siguió actuando, es de suponer que ante la habitual presencia de los invasores que eran la autoridad. Según se cuenta, sin actividad importante, pertenecía a un grupo de la resistencia formado por sus compañeros de estudios en Burdeos o en París (hay dudas). Tras la II Guerra Mundial decide seguir el camino de la opereta, y actuará en funciones benéficas a favor de los republicanos exilados. 

A partir de 1945-1948 se convertiría en el rey de la opereta, género a veces despreciado por los amantes de la ópera, pero triunfante en los años 40-50. A pesar de ello, Luis Mariano llegó a contar con el reconocimiento de la mismísima María Callas, siendo capaz de vender millones de discos en varios países, incluida la España de Franco. Su éxito se derivaba de su capacidad a la hora de aplicar el bel canto a composiciones ligeras, y en usar sabiamente su gran dominio técnico (les recomiendo escuchar su grabación de la canción “María Luisa”).  Hoy es reivindicado por cantantes de la talla de Juan Diego Flores o la virtuosa Cecilia Bartoli.

A finales de los 40 Luis Mariano era un ídolo en Francia, pero en España era, según nos cuentan, injustamente tratado por su supuesta homosexualidad y por sus opiniones antifranquistas. 

Cualquiera, como es mi caso, que tenga memoria familiar, por haber nacido a principios de los sesenta, conoce la enorme popularidad y éxito de Luis Mariano en España y lo habitual que era escucharlo en la radio o tener el lujo de contar con un disco suyo.

Pronto comenzaría a incluir España en sus giras. El cine catapultó a Luis Mariano en España, más allá de que llegará al país como una estrella, como un divo con increíbles y ostentosos coches, con su cuidado estilo, acorde con el Paris de alta comedia artística en que él vivía, y su perrito. En 1951 se presentaba en el Teatro Arriaga de Bilbao en 2 recitales acompañado de Carmen Sevilla. En 1952 se publicaba uno de esos cuadernillos con las letras de sus canciones que se vendían en los kioskos y que prueban su popularidad. Además resulta que Luis Mariano grabó con Gloria Lasso una de las canciones más populares, vendidas y difundidas de finales de los cincuenta y principios de los 60, “Canastos”. En 1961, en plena popularidad, fue la gran estrella de I Festival de la Canción de Madrid y en la gala del Festival de Benidorm. Después vendrían sus actuaciones en TVE, que era la única tele en España, llegando al popular programa de “Esta noche con..” (yo recuerdo esa actuación siendo niño con el tenor cantándole a una foto de Carmen Sevilla). Pero la Dictadura ocultaba sus éxitos sin que EFE pareciera enterarse. ¡Hay que ser majadero! 

Pero retrocedamos en la cronología.

Así pues, cuando aún andábamos en los estertores del bloqueo internacional, Luis Mariano se presentaba para actuar en territorio hispano. ¡Qué cosas!

En 1950 rueda “El sueño de Andalucía”, pero se plantea el problema de su pasaporte que es inmediatamente solventado por la embajada española en París. Un rodaje en el que se enamoró de Carmen Sevilla (además de un enamoramiento juvenil fracasado la aparición de la española puso fin a los rumores de noviazgo con otra actriz).

Luis Mariano se convirtió en una estrella de la pantalla en Francia y en España. El éxito de sus películas en el suelo patrio ya lo quisiera cualquier cinta hispana de los últimos 50 años. El marginado con ocultos éxitos rodó tres películas con Carmen Sevilla, de la que según sabemos se enamoró (la cantante Gloria Lasso negó su homosexualidad al igual que alguno de sus músicos) hasta pedirle matrimonio  (después se le relacionaría con Anny Cordi que fue su amiga hasta su muerte).  Al saltar los rumores de boda, contaba Luis Mariano, le llegaron miles de cartas de fans protestando. En su libro “Mi vida y mis amores”, que no pocos borran de su trabajo, anotó: “Desde la primera vez que vi su rostro no me pude contener de decir, como en los cuentos de hadas: he aquí la chica ideal… Carmen no ha sido para mí, por desgracia, más que una camarada”. 

Volvamos al cine. Conviene en este punto recordar que estas películas eran coproducciones hispanofrancesas, pese al proverbial aislamiento español. Entre ellas uno de sus grandes éxitos en Francia, España e Hispanoamérica,  la mítica “Violetas Imperiales”; pero también “El sueño de Andalucía” (1951), “La bella de Cádiz” (1953) o “El cantor de México”.

¿Y Franco? Pues resulta que a don Francisco, al que gustaba la zarzuela (sobre todo “Marina”, que es musicalmente una ópera, y “El rey que rabió”, que es una opereta), también el cine, debía gustarle Luis Mariano. Así que le invitaron a actuar, pese a su pedigrí de “republicano y presunto maricón o al menos amanerado”, en los actos que realizaba en La Granja con motivo del 18 de julio, aniversario del glorioso alzamiento nacional, según se decía en la época. Y Luis Mariano actuó ante Franco, su gobierno, autoridades y cuerpo diplomático. Ni corto ni perezoso, en una ocasión, le comentó a Franco la situación de su familia en el exilio y la falta de pasaporte por lo que no podían volver. Ni que decir tiene que ello se solucionó de inmediato. Me imagino, con esa forma peculiar que tenía Franco de ordenar, diciéndole a quien fuera: “Que bien canta Luis Mariano, creo que la familia tiene algún problema con su documentación”. 

No fue suficiente, y al “republicano y maricón”, que dirían con mala baba o intención insultante algunos, le otorgó la Cruz de la Orden de Isabel la Católica. La concedió, según avezados autores actuales, al injustamente marginado actor y cantante, seguro de que así ocultaba sus éxitos; a quién, según otro autor, era “poco considerado en España” (prefiero no citar los nombres, pero ¿de dónde saldrá tanto ilecto?).

Curiosa marginación, censura, ocultación y falta de reconocimiento que choca con el relato de quienes hablan de Luis Mariano más por su forzada conversión en icono homosexual que por su talento como artista (anuncian una obra titulada “El novio de España” sobre el “romance” interesado para presentarse como hetero  con Carmen Sevilla, pero vistas las patadas a conveniencia de una obra anterior de los autores, “En tierra extraña”, todo cabe para transmutar la realidad en la ficción interesada). A Franco, visto lo visto, solo debió  importarle  el talento por encima de los chismes y los rumores. Un artista que siempre se sintió orgulloso de su tierra y de ser español, pese a que el propio De Gaulle quiso hacerlo francés.

PD. Muchísimos años después de su muerte, en 2017, se volvió a estrenar en España, en su versión teatral, “El cantor de México” en homenaje a Luis Mariano. Coincidieron en las butacas Carmen Franco y Pedro Almodóvar. Carmen confesó su nostalgia por el cantante.

PD2. Luis Mariano, en pleno régimen de Franco, desfiló con la compañía de la Real Unión en el Alarde de San Marcial en su natal Irún. Como en el caso de su actuación en el teatro Arriaga se corrió después el rumor que le llamaron maricón y que, es esta ocasión, sus compañeros desfilaban con la mano en el trasero. Nada confirma que esto último fuera cierto, aunque sí parece que alguien lo gritó cerca de la Iglesia fuera del desfile, imbéciles siempre hay. Más allá de ello, los reportajes fotográficos muestran el calor popular en torno a su famoso paisano.

El mito del euskera perseguido por Franco

Lamentablemente, cuando hoy alguien busca información sobre un tema acude de forma inmediata a la red. Un lugar donde cabe cualquier cosa y que es utilizado, en ocasiones, como fuente de difusión de la nueva verdad. Parece que nos hemos dicho: ¡Qué más dan los documentos o las investigaciones cuando lo que informa e instruye son los contenidos de la red! Situación que se agudiza entre quienes solo buscan referencias en youtubers, influencers y vídeos de Tik-Tok, junto con la plaga de los creadores de contenidos contratados ad hoc.

Hoy es casi dogma, y a ello contribuyen no pocas páginas de la red, mantener que el vasco/vascuence/euskera fue perseguido e incluso prohibido en el régimen de Franco; hay quienes van más allá y fabulan con un programa consciente de destrucción. 

Ante ello, ante el mito, de poco valen los sucesivos estudios que desmienten o matizan en mucho afirmaciones como las anteriores, cuando en internet se mantiene la corriente contraria. 

Naturalmente han existido voces autorizadas que sostienen lo contrario así, por citar un ejemplo de fácil acceso, el filósofo Pedro Insua reputa como mentira la persecución de las lenguas regionales («La mentira del franquismo y las lenguas», El Mundo, 13-12-2017). En este mito ahistórico ha pesado la construcción ideológica nacionalista que hizo y hace del victimismo bandera permitiéndole reclamar ante viejos agravios, reales o manipulados, y legitimar políticas tales como los procesos de inmersión lingüística. Volvamos al caso del euskera como ejemplo de cuanto antecede.

La celebre Wikipedia (cuyos contenidos dependen de quién los cuelgue y su admisión), cuando se pregunta por la «censura al Euskera» durante el régimen de Franco, nos ilustra con un curioso vacío temporal que nos lleva a saltar desde las prohibiciones parciales durante la guerra civil hasta la Transición, como sí esa situación de excepción hubiera sido permanente. En esta misma línea de contenidos, que ha hecho fortuna, tenemos la información que se puede encontrar en la Fundación Sabino Arana… y así… Y ¿qué nos dicen?  

Cuando buscan como demostrar su aserto sobre la persecución recurren a remontarse a la guerra civil, para después construir un artificial relato. Es usual, casi un mantra, mencionar la «persecución» iniciada en 1937, con la intención de trasladar que era una orden del gobierno nacional (en realidad Franco no conformó su primer gobierno hasta 1938), que se aplicó en todas las provincias vascas y que, dada la ausencia de datos posteriores, se mantendría durante todo el régimen de Franco. El problema es que la afamada prohibición fue dada por la comandancia militar de San Sebastián en mayo de 1937 (la prohibición realizada por las autoridades fascistas según cuenta mugakultura.eus) y no es un decreto firmado por Francisco Franco. Después se citan algunas órdenes arbitrarias, como la que indicaba en 1938 que Iñaki o Koldo eran nombres «contra la unidad de la Patria». O que en 1938 la Comandancia militar de Durango indicara que en las Iglesias «no debe permitirse la predicación en vascuence», aunque existía la prevención de que si se estimaba que la mayoría de los feligreses no entendían el español se diera un resumen de la plática en vascuence (entonces la misa era en latín). 

La siguiente referencia es la estúpida orden del Gobierno Civil de noviembre de 1948, otros lo achacan a la autoridad municipal, para la retirada de las inscripciones en euskera en el cementerio de Guernica. 

Todo ello se adereza recordando que la represión fue real porque no se utilizaba el euskera en los ámbitos oficiales o en las escuelas (lo que como veremos no era una novedad). Poco más.

Esas son las referencias que se repiten para después caer en el silencio de lo que sucedió en las siguientes cuatro décadas. La que debemos preguntarnos es: ¿cuál fue la política del régimen con respecto a la lengua y cultura expresada en vasco? ¿existió o solo fue represión? 

Más allá de la evidente continuidad del proceso de castellanización/fusión en lo común que se remontaría en la modernidad al siglo XVIII, en el otro plato de la balanza habría que incluir o mencionar cómo fue desarrollándose la política cultural/idiomática con respecto a lo vasco. Pero ello se obvia, se oculta, se difumina, se autocensura porque destruye, documentalmente, la tesis de la persecución y la erradicación realizada por el denominado franquismo.

Hagamos un resumen rápido, incompletísimo, que nos sirva para tener algunas pinceladas del puerto a que queremos arribar. Recordemos: desde 1941 es posible encontrar publicaciones editadas en euskera; la Euzkaltzaindia (Academia de la Lengua Vasca,) reinició en 1941 su  actividad (congresos, ediciones y una revista en vasco, Eusquera, además de premios en certámenes literarios) con el mismo director de antes de la guerra, Resurrección María de Azkue; la Sección Femenina realizó una ingente tarea de recuperación de tradiciones, folklore y narraciones en vasco; en 1952 se funda la editorial Kuliska Sarta; en 1961 la editorial Ausopa; en 1965 se fundan las primeras ikastolas (antes de Franco no creo que existieran como tales) amparadas por la Iglesia, y en 1969 se crea la Federación Diocesana de Ikastolas; la denominada Feria del libro y disco Vasco arrancó sus ediciones en 1965; desde al menos 1966 encontramos academias para aprender vasco; en 1970 existían al menos 10 revistas periódicas publicadas en vascuence… Todo ello necesitaba la pertinente autorización gubernativa o, como hoy dirían, el permiso de Francisco Franco que para eso era un omnímodo dictador. Todo ello, y es solo un débil reflejo, casa mal con algunos relatos aplicando el sentido común.

Cabría argüir, a la contra, que la respuesta que doy no dista mucho de lo que denuncio, que son meras referencias puntuales. ¿Es posible? Dudo que alguien haga un estudio profundo y serio de esta realidad recorriendo todo el régimen de Franco y no quedándose en los tiempos de la guerra y los primeros años cuarenta. Sin embargo, revisando los archivos de la Fundación Nacional Francisco Franco, hemos encontrado un interesante documento. Se trata de un resumen remitido/elaborado por la Dirección General de Prensa fechado en 1973. Aborda, sin agotar la realidad, cuál es la situación de las actividades culturales en vascuence/euskera en las tres provincias vascas. Lo que nos sitúa frente a una realidad distinta al relato difundido para esos años por parte del nacionalismo o de ETA, que pone, con datos encima de la mesa, en tela de juicio la tesis de la represión, marginación o persecución del euskera. 

De la lectura del informe se extrae que existía una diferencia en el peso de las actividades culturales en euskera entre las provincias de Vizcaya y Gipúzcoa por un lado y Álava por otro. Otra de las conclusiones es que existía un amplio tejido cultural vasco permitido, autorizado y hasta subvencionado por el estado. También que, documentalmente, desde los años sesenta existía una política encaminada a la difusión y aprendizaje del euskera. El informe, de forma sintética, recoge lo que se realiza en medios de prensa, radio, festivales, publicaciones y enseñanza en aquellas provincias. Su principal defecto es metodológico, pues parece que al recibir los de las respectivas provincias no existe unidad en el guion previo, si es que existió, para su realización en las tres provincias por lo que los referentes no son homogéneos.

Comencemos por la provincia de Vizcaya:

-Radio: Radio Popular, tiene un programa diario de 2 horas en vascuence; Radio Juventud incluye la emisión de discos de artistas vascos en vascuence; en Radio Bilbao, no hay discriminación alguna en la música que se emite; Radio Nacional de España, «en sus programas retransmite música vasca, interpretada en vascuence por artistas del país, sin discriminación alguna. Retransmite los conciertos de los grupos corales en sus galas los domingos por la mañana en el Teatro Buenos Aires, prácticamente en su integridad en vascuence. Radio Nacional de España ha seleccionado para representar a España en el concurso de la U.E.R. (Unión Europea de Radio), a celebrar en abril, seguramente en París, el coro Bictz-Alci, con repertorio en vascuence».

-Prensa: La Gaceta del Norte, incluye una página en que se tratan temas vascos «con originales en vascuence», aunque indica el autor del documento que existen problemas con las normas ortográficas que le llevan a dejar de hacerlo; Hierro, que es un diario del Movimiento, incluye lecciones para aprender euskera.

Es en las revistas donde encontramos una mayor proliferación de títulos en vasco: la revista semanal Agur se edita íntegramente en euskera, al igual que la quincenal Anitasuna; en bilingüe aparecen las cabeceras Karmel, Concordia, Danok-bat y Txistulari. 

-Actividades culturales: una treintena de grupos corales con repertorio mayoritario o exclusivo en vascuence entre los que destaca Bictz-Alai, Danok-Bat, Ametsa, San Juan Bautista, Deustocarrat, Orfeón de Sestao; Festivales y fiestas vascas con grupos de danza, música o teatro en euskera que suponen un total de 219.

Ferias del libro y disco vasco como la VII celebrada en Durango, la II en Bilbao, celebración del día del libro vasco (4 de mayo, que me parece ya no se hace).

Revisemos ahora lo realizado recogido por el informe con respecto a Guipúzoca:

-Radio: Radio Popular de San Sebastián emite diariamente unos 150 minutos en lengua vasca, además de los anuncios bilingües y música; lo mismo hace Radio Popular de Loyola; la emisora del Movimiento La voz de Guipúzcoa emite tres veces por semana un programa de 15 minutos en vasco y otro bilingüe, además de reproducir música en vasco; Radio San Sebastián, de la cadena SER emite tres días a la semana un programa de 5 minutos comentando discos y en la misma temporalidad un comentario local.

-Prensa: es de destacar que es el diario del Movimiento (FET de las JONS), La Voz de España. que, además de incluir el método para aprender euskera, tiene dos columnas diarias en vasco firmadas por Besarri (Ignacio Eizmondi, escritor y bersolari).

Como publicaciones periódicas en vasco editadas en la provincia se citan:  la revista semanal Zerusko Argia, el quincenal Goiz Argi, y el trimestral Eran.

-Actividades culturales: 225 festivales músico vocales; 100 festivales de bersolaris, 45 representaciones teatrales y 28 conferencias. En este caso sí se incluye la edición de 45 libros en vasco y un centenar de folletos.

A diferencia de Vizcaya, en esta parte del documento si se hace referencia a las ikastolas con reconocimiento oficial: «en Guipúzcoa es de 50 con un total de 182 unidades escolares y 11.056 alumnos. Aparte de estos centros en los colegios privados y en muchos estatales, se imparten clases en euskera»

Relativamente homogéneo con los anteriores es el resumen sobre las actividades en vascuence en la provincia de Alava.

-Prensa: no hay publicaciones periódicas en euskera. Ahora bien, el periódico local incluye las lecciones de «Euskera según los textos de Oñatibia». Por otro lado, la revista Angosto incluye un artículo en euskera. Algunas publicaciones como Goi-Argi, hoja parroquial de Oñate, y Eibar (parroquia de Armera) incluyen textos en vasco.

-Radio: la emisora E.A.J. 62, Radio Vitoria, emite diariamente el programa Aquí Vasconia con un 60% en vasco.

-Actividades cultuales: «se han celebrado los que suelen llamarse euskaljaia siguientes: en Vitoria: 14 actuaciones de grupos o intérpretes musicales, con los con textos cantados en vasco». 1 representación teatral y el festival Mairuelegorrieta patrocinado por la Diputación Foral. 

La editorial Rial Eset, publicó en el año 5 títulos en vasco dentro de las colecciones Kardaberat Bilduma y Kardaberat Liburuzkak; otros cuatro títulos editados por Gráficas Eset.

Señala el autor del documento que la Diputación Foral de Álava, por acuerdo del pleno, tiene establecido un «servicio de enseñanza del vascuence» incluyendo «el compromiso de la corporación de facilitar medios económicos y personales a las entidades que demanden su asistencia e incluso en el establecimiento de un sistema de enseñanza por correspondencia»

Incluye el informe una coda interesante: «ninguno de los medios de comunicación social de esta provincia ha sido objeto de “notoria restricciones”, en el uso de la lengua vasca. Y las ikastolas que funcionan se benefician incluso de sustanciosas aportaciones estatales al considerarse cooperativas».

Dejando a un lado la valoración de si es poco o mucho, no olvidando que no es un informe exhaustivo, que registra solo aquello autorizado gubernativamente, lo que resulta evidente es que difícilmente se puede hablar de marginación, de proscripción de la enseñanza del vasco, de la marginación del vascuence de un proceso de destrucción del euskera… Dejando al lector la pregunta: si todo eso se hacía ¿cómo iba a estar prohibido el euskera?

Francisco Torres García

Por alusiones, réplica a un artículo mío sobre García Lorca y la Fundación Nacional Francisco Franco.

Leo en el diario La Razón del 13 de este mes un artículo firmado por Víctor Fernández titulado de forma sensacionalista «Así habla la Fundación Franco de Federico García Lorca», acusando a esta de insistir en los «tópicos falsos sobre el poeta granadino», aunque debiera, para ser exacto en la expresión, anotar «sobre el asesinato del poeta granadino».

Voy a prescindir de comentar la intencionalidad del autor, pero sí subrayar que, por lo que desgrana, su conocimiento sobre la bibliografía publicada sobre el asesinato de García Lorca me parece algo superficial (esto no es más que un juicio de valor y por tanto pudiera estar equivocado).

Tampoco voy a adentrarme en los tópicos a los que el autor recurre en su argumentario. Le recomendaría que revise la bibliografía existente, que me parece que, en líneas generales, desmiente su afirmación sobre «los pocos datos que tenemos» pese a la abundancia de trabajos publicados sobre la cuestión. Al contrario, tenemos muchos datos y hasta están identificados con fotografías publicadas los integrantes del grupo de asesinos. Cosa distinta es contar con un documento que nos precise la razón o razones del crimen de forma concreta. Algo sobre lo que se puede debatir, como de hecho se hace, aunque existe un cierto consenso a la hora de estimar el peso que tuvieron las circunstancias y las luchas de poder en Granada en el asesinato de García Lorca.

Las referencias a estos supuestos pronunciamientos de la Fundación Nacional Francisco Franco son los artículos que aparecen en su web firmados por Ángel Martín David Rubio y por quien esto suscribe (Francisco Torres: «En torno a los papeles de García Lorca»» https://fnff.es/actualidad/640626614/en-torno-a-los-papeles-de-garcia-lorca.html 2015). Artículos que, evidentemente, no son la expresión del pensamiento de la FNFF. Artículos que, según Víctor Fernández, están destinados a «contar de otra manera aquel crimen». Acusando directamente a los autores de esos artículos y, por elevación, a la FNFF de tergiversar la realidad. Revisemos las afirmaciones de Víctor Fernández en lo que a este autor compete:

Primera.- Nos dice que «la fundación franquista no pierde la oportunidad para alentar la teoría de que Lorca y José Antonio Primo de Rivera eran amigos». Aduce el periodista como prueba que este autor, en su artículo, «llega a apuntar que el poeta fue una influencia lírica para José Antonio» . Subrayemos que la influencia no implica amistad en el sentido amplio de la palabra sino solo eso. Sería muy prolijo subrayar esa influencia entre las imágenes retóricas de José Antonio y los textos de García Lorca, sobre lo que algunos autores han escrito. Pero baste recordar que García Lorca tuvo una notoria influencia en muchos autores y escritores de la época independientemente de su adscripción ideológica; subrayemos que Primo de Rivera compartía ese mundo y que a su lado había una «corte literaria» que aparece bien retratada en el trabajo de los hermanos Carbajosa. Que José Antonio admiraba la obra teatral de García Lorca es un hecho constatado, también la de Casona; que José Antonio deseaba conocer a García Lorca, como yo sostengo en el artículo, por esa razón literaria, es otra realidad constatable (ya que según parece ha leído la biografía de Ximénez de Sandoval debiera saber que este autor avala mi afirmación, cosa que naturalmente no cita).

Cabría recordarle al colaborador de La Razón, Víctor Fernández, que hubo en La Barraca -el grupo teatral de García Lorca- varios falangistas, alguno de los cuales sería asesinado por los frentepopulistas, entre ellos el autor de los decorados de las obras, Alfonso Ponce de León. Por otro lado, indicarle que no es que este autor y la FNFF «aliente» nada, sino que es usual que se «aliente» -según su descripción- esa amistad sobre la que, como se puede leer en el párrafo mío que reproduce, yo tengo mis dudas y reduzco en todo caso a la mínima expresión -al contrario de lo que supone el autor que afirmo-: los encuentros directos «debieron durar muy poco». Lo que evidentemente difícilmente puede interpretarse como constatación de una amistad (en todo caso fueron fuentes no achacables al franquismo las que afirmaron que se iban a cenar todos los viernes, lo que resultaba imposible dadas las fechas en que se indicaba). Pero, como se anota en mi artículo, acababa de salir un libro que, según la prensa, afirmaba que existieron esos encuentros, remitiéndome a su lectura antes de dar una opinión que por fuerza no podía  emitir en ese momento.

No voy a recordarle, porque como experto en el tema que parece ser debe conocerlo, la reiteración  («alentadores») en esa amistad en fechas recientes en espectáculos teatrales. En la cartelera tiene Víctor Fernández la obra En tierra extraña de Juan Carlos Rubio sobre la vida de Concha Piquer antes de la guerra, en la que aparecen García Lorca y Rafael de León y se habla sobre esa amistad; o la obra  José Antonio y Federico de Jacobo Julio Roger, estrenada por Carme Teatre en 2019 y que tuvo cierta repercusión. El debate sobre la «amistad» entre ambos personajes se ha mantenido en el tiempo sin que me parezca que Víctor Fernández haya dirigido hacia este sus críticas o sus reflexiones sobre los «alientos» y su intención (en todo caso, ¿cuál era el problema en que tuvieran una cierta amistad?; es incomprensible el sentido de su razonamiento). Con motivo de la publicación de una de las últimas aportaciones, la obra del experto en García Lorca, Carlos Mayoral (Yo maté a Federico, 2022), este afirmó: «yo creo que no llegaron a ser amigos en el sentido estricto de la palabra» (siendo por cierto lo mismo que quien firma estas líneas sostiene), pero  «sí que creo que había una cierta admiración por parte de José Antonio hacia Lorca, eso es evidente y está documentado» (lo que también sostengo).

Segunda.- Se refiere, con una mala y sesgada lectura, a mi artículo con respecto al informe de la Jefatura Superior de Policía de Granada publicado en 2015 (que Víctor Fernández considera como opinión de las autoridades franquistas, lo que no es más que una elevación para que el lector entienda que era algo así como la opinión del Estado, indicando que se trataba de la correspondencia entre jerarcas del régimen, pero sin anotar que este autor analizaba el informe policial). Texto que motivó el artículo a que hace referencia analizándolo (no era un artículo sobre los hechos, sino sobre el informe, cuestión que no parece comprender); informe que ha consultado, me parece, Víctor Fernández de forma apresurada. Y es en este punto donde de forma burda, fruto de una lectura apresurada, manipula y descontextualiza para concluir que quien suscribe «apoya las teorías del hecho aislado consecuencia de rencillas familiares. Es decir, nada de política. Caso cerrado».

Mi artículo, que fue publicado en varios medios, es de fácil acceso, por lo que cualquiera puede leerlo (un mínimo de rigor debiera exigir que se incluyera el título, el enlace o referencia a lo que se critica, pero eso dejaría en evidencia al señor Víctor Fernández), pero detengámonos en algunas de las intenciones que me achaca.

Dice Víctor Fernández, y dice mal, que este autor realizó el trabajo de quitarle importancia al tema por encargo de la Fundación Nacional Francisco Franco, lo que no solo es falso, sino que revela la intencionalidad del autor que no es necesario que yo explique.

La FNFF no me encargó nada, ni el artículo le quita importancia a nada. Lo que se afirma es que el contenido del informe de la policía de Granada con respecto a las acusaciones sobre condición sexual y orientación política de García Lorca no era novedoso en 2015 (puede que Víctor Fernández no lo conociera hasta entonces), sino que estaba en el Expediente de Responsabilidades Políticas publicado en los años ochenta. Incluso señalaba yo que en el informe policial de 1965 ya no se incluían afirmaciones irreales contenidas en aquel expediente: «Eso sí el “ideario comunista” es ya socialista y no se hace referencia a sus pretendidos poemas contra Dios -corrieron poemas falsos en Granada en 1936- o que casi fuera un hombre de Moscú».

Lo que Víctor Fernández ha ocultado celosamente de mi artículo es toda referencia a la protección brindada a García Lorca por los falangistas que es un hecho constatado. Al menos debería haber dicho que en Granada unos quisieron matarle y otros protegerle, y que los primeros, lamentablemente, ganaron la partida.

En alguna ocasión, en su artículo, Víctor Fernández se pregunta por ¿cómo sé? Le reitero que en el artículo se van citando los autores de trabajos en los que se hacen esas menciones. Por otro lado, si conociera las declaraciones de Franco sobre el asesinato de García Lorca, que no son muchas, sabría que la tesis de que fue obra de incontrolados fue la que él mantuvo durante la guerra y después. No es «según», sino constatación de que esa era su opinión. Pero para sustanciar esta cuestión me atengo a lo afirmado por Ian Gibson: «Ni Franco era Franco entonces y quien manda en Andalucía es Gonzalo Queipo de Llano y Franco no intervino para nada en lo que pasó con Lorca».

Vuelve a ser víctima de una lectura apresurada Víctor Fernández cuando, con notoria falsedad, escribe sobre mi artículo: «también se afirma que el investigador Agustín Penón… era agente de la CIA, algo que nunca se ha demostrado». Lamento tener que señalar de este modo, pero ¿cómo se puede llegar a deducir que he dicho tal cosa? Lo que yo escribo es: «Ike le indicó que no era así y que la CIA había investigado el caso (Agustín Penón) por lo que le remitiría un informe». Lo que se indica es que el autor Agustín Penón es la fuente de la cita, le acepto que pudiera prestarse a confusión.

Volvamos a la «acusación» de que este autor, y por ende la FNFF, apoya las teorías de un hecho aislado (no entiendo muy bien a qué se refiere como hecho aislado), «nada de política». Solo estimando que Víctor Fernández ha leído el artículo de forma apresurada, de forma diagonal, se puede entender tal cosa. Reproduzcamos, solo en parte, lo escrito asumiendo todas las limitaciones de la síntesis:   «Pero detrás [de la detención y el asesinato] lo que latía era la lucha por el poder entre los falangistas y los cedistas, aunque todos llevaran camisa azul, por el control político y nada mejor que eliminar la influencia de los jefes de FE acusándoles de proteger a un denunciado … La vida de Lorca no fue protegida pese a la promesa de la autoridad a los falangistas. No sabemos quién decidió trasladar a Lorca a la antesala de la muerte, si fue una decisión del gobernador civil, pero sí, y lo anota el documento, que fue sacado del Gobierno Civil por “fuerzas dependientes del mismo”…  Lo que nos dice la historia, ahí están los trabajos de Miguel Caballero y Antonio Ramos, es que en Granada pululaban a las órdenes del gobernador, pero también operando por libre lo que se han denominado “escuadras negras”, y entre ellas había una vinculada a las milicias falangistas que Narciso Perales eliminó rápidamente cuando ocupó la Jefatura en agosto».

Evidentemente se puede sostener que García Lorca fue asesinado solo por ser homosexual y favorable al Frente Popular, siendo esto matizable, o por ser simplemente republicano, o por hacer un verso sobre la Guardia Civil, pero lo que otros sostenemos es que fue víctima de las luchas políticas internas en la Granada de agosto de 1936, también del «odio» que el poeta despertaba en algunos ambientes a lo que no fueron ajenos algunos familiares (véase el trabajo de Miguel Caballero o el documental Lorca, el mar deja de moverse de Emilio Ruiz Barrachina, 2006), como lleva publicándose desde 2006  -no por las publicaciones de la FNFF-, algo que ningún autor niega, aunque cada uno de mayor peso a una u otra razón.

Finalmente, como contestación, ante el juicio de intenciones, sin basamento, que Víctor Fernández hace, reproducir la conclusión del artículo citado; y las conclusiones son fundamentales. Conclusión que es la contraria a la que él sostiene que este autor y por elevación la FNFF hace:

«La realidad es que, como en 1948 escribía Pemán, fue “un episodio vil y desgraciado totalmente ajeno a toda responsabilidad e iniciativa oficial”, entendiendo por tal a Franco añado yo. Como apunta Pilar Tarres en los “desaciertos mortales” de Federico, el “destino le colocó en el lugar desacertado en el momento inoportuno”. Pero todo esto no quita al crimen ni el calificativo de execrable, ni permite que pueda admitirse justificación coyuntural alguna para los asesinos, ni que se olvide que fueron los “falangistas antiguos” los que inútilmente le protegieran e intentaran salvarle».

Lo que por una grado de honestidad intelectual mínima también debería haber mencionado o incluso, en vez del titular, utilizado con clara intención de perjudicar a la FNFF, siguiendo su propio razonamiento, rotular el artículo, probablemente con mayor éxito para la difusión, del siguiente modo: La FNFF considera execrable el asesinato de García Lorca… ni hay justificación coyuntural alguna para los asesinos. Pero me temo que esto no interesaba al colaborador de La Razón, señor Víctor Fernández.

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